¡Hola, hola! Escribo el primer artículo del blog simplemente para presentarme (aunque ya lo haya hecho brevemente en el inicio de la web)… ¡Allá va!
Me llamo Sarah, tengo 27 años y vivo en un pueblo de Girona que se llama Lloret de Mar aunque nací y viví los primeros 11 años de mi vida en Barcelona.
Desde muy pequeña ya decía que quería ser “masajista” porque no sabía que existía la figura del fisioterapeuta, tengo que decir que quería ser muchas cosas (carnicera, peluquera, Spice Girl…) pero una de ellas era esta. Cuando ya fui un poquito más mayor vi en la serie Ventdelplà de Tv3 la figura del fisioterapeuta con uno de los personajes que sufría una lesión medular, y ahí se confirmó mi deseo de estudiar fisioterapia. Llegó la adolescencia y tuve muchos cambios de parecer en cuanto a mi futuro, no sabía que estudiar ni tenía ganas de hacerlo. Finalmente me metí en el bachillerato artístico (voy a cortar el rollo de explicaros el porqué, ya que no lo sé ni yo… ¡Decidieron mis hormonas adolescentes!). La cuestión es que pasando por un ciclo formativo superior y tal, llegué a la carrera de fisioterapia finalmente. ¡Cuántas vueltas da la vida…!
Cuando empecé en primero de carrera me quería formar en fisioterapia neurológica, pero conforme iban pasando los cursos lo iba viendo menos claro. Hasta que descubrí que existía la fisioterapia uroginecològica y supe un poquito cómo funcionaba. Acabé la carrera, hice el curso de punción seca (¡muy útil, por cierto!) y después me metí en un Postgrado de Experta en Aparato Locomotor (terapia manual y ejercicio terapéutico).
Me parece que aún no había acabado el postgrado cuando hice el primer curso de fisioterapia Uroginecològica y me vino todo bastante rodado porque en ese momento trabajaba en una clínica en la que me enviaron a la primera paciente para tratar el suelo pélvico en su post-parto y pude experimentar lo que me habían enseñado muy rápidamente. Al ver los resultados tan geniales i rápidos que obtuvo esa primera paciente quise estudiar más cursos relacionados y empecé a informarme por internet y a leer libros relacionados. Eso me llevó a estudiar fisiosexología, ya que me encontraba en la consulta muchísimas alteraciones sexuales debido a hipertonías musculares, dolores en la penetración, etc…
Por circunstancias que ahora no vienen al caso dejé de trabajar en la clínica en la que podía tratar con pacientes de esta rama y desde entonces he estado tratando a pacientes de forma privada pero lógicamente no es tanta la demanda. Por tanto, para aprovechar mi tiempo me puse a estudiar Terapia Menstrual (que todavía estoy cursando). Este último curso realmente no tiene nada que ver con la fisioterapia ya que está abierto a cualquier persona que quiera estudiarlo, pero quise hacerlo porque me parece necesario conocer bien las fases del ciclo de una mujer y como cambiamos fisiológicamente en cada una de sus fases. Aparte de que cuando tratas con mujeres, y sobretodo, cuando tratas alteraciones genitales de estas mujeres siempre sale el tema de la menstruación, del ciclo, de productos femeninos… y yo quería poder dar una respuesta a estas preguntas. ¡Así que ahí estoy, estudiando a tope!
Actualmente trabajo por las tardes en un centro de rehabilitación adscrito a un hospital en el que trato a personas que han sufrido alguna lesión sobretodo traumatológica (fracturas, rupturas tendinosas, dolor, disfunciones articulares…). La sanidad pública es justo ahora cuando está empezando a darle luz a la fisioterapia uroginecológica, aún nos queda mucho camino por andar pero está empezando. Por las mañanas estudio o trato a pacientes a domicilio, ya sean para fisioterapia básica o uroginecológica.
Para los tratamientos uso casi exclusivamente mis manos y en mi cabeza llevo todos los ejercicios o estiramientos que voy a poder recomendarle a la/el paciente según su caso, siempre llevo mi camilla conmigo y como material llevo mis agujas de punción seca, un electroestimulador, crema y aceites.
En ocasiones, y sobre todo en pacientes de uroginecología, es necesario algún material personal que les pido a ellas mismas que se compren o si tienen que lo traigan a la sesión para practicar ciertas técnicas o ejercicios.
Hace un par de meses decidí abrir un Instagram (inicialmente), para poder hablar de temas que creo que son necesarios para todos. No hemos recibido una buena educación sexual, ni menstrual, ni siquiera anatómica de nuestros propios genitales. ¡No tenemos ni idea de lo que tenemos, ni de cómo funciona! Y me incluyo en esta última frase porque yo ahora, después de haber estudiado lo que he estudiado lo sé, pero antes de eso no tenía ni idea. Me parece básico saber sobre esto, que es nuestro, que somos nosotras mismas. Hay muchísima desinformación, tabú, creencias limitantes impuestas por la sociedad patriarcal en la que llevamos tantísimos siglos viviendo… y todo esto, en la época en la que vivimos, ¡DEBE ACABARSE!
Por tanto, ese Instagram que cree nació de la indignación, de la rabia de ver lo poco que sabemos y lo poco que le interesa a la sociedad que sepamos. Nació un día en el que me levanté y sin pensarlo lo creé, sin más, pero fue sin más porque ya llevaba mucho tiempo dándole vueltas hasta que sin pensármelo lo hice. Lo hice sin ninguna intención de llegar a mucha gente, pero solo con que llegase a mi círculo de personas que tantas veces me habían preguntado cosas sobre los temas de los que hablo ya me era más que suficiente, ya habría cumplido mi misión de transmitir conocimiento necesario a varias personas. De momento ya he superado las expectativas y espero poder seguir repartiendo conocimiento al mundo.
Esto es algo que conlleva mucho trabajo para poder dar información valida, y tiempo… sobretodo tiempo. Es un “trabajo” realmente hecho por amor al arte, pero pienso que algún día de alguna forma todo llega. Y de momento, solo con los comentarios positivos y de agradecimiento que recibo ya me es suficiente. ¡MIL GRACIAS POR SER ASÍ DE GENIALES!
Un besote valientes,
● Sarah ● Som Essència ●